Castillo del Bosque, una leyenda mexicana/The Castle on the Woods, a Mexican legend

Castillo del Bosque, una leyenda mexicana

 

El mundo de los castillos y emperadores parece que fuera exclusivo de la Europa medieval, pero México también «tiene vela en este entierro», el Castillo de Chapultepec.

 

La influencia que tuvo España en la identidad de México es innegable, un ejemplo es que ese mundo de castillos y dragones también fue compartido brevemente por México. Mientras que el continente americano está colmado de templos y pirámides, existe esta edificación que aguarda en lo más alto del bosque de Chapultepec, ‘el Cerro del Chapulín’, lo que la ha hecho atestiguar la transformación de nuestro país en lo que es hoy en día. Desde una casa de verano para los líderes de México hasta ser la sede del Museo Nacional de Historia, esta construcción ha albergado a muchas figuras sustanciales para la identidad de esta nación. Hoy te contamos tan sólo una pequeña parte, pues la otra la puedes vivir visitándolo con nosotros en una excursión que, Spanish Training Academy, hace para poner a prueba tus conocimientos en el español mientras descubres los regalos que la Ciudad de México tiene para ofrecerte.

 

Este castillo se encuentra en el bosque de Chapultepec, el parque urbano más grande del continente, tanto que se le llama “bosque” y no “parque”, con una historia que inicia desde 1590. Casi 70 años después de la Conquista, el virrey Luis de Velasco ordenó construir un palacio de recreación a las faldas del Cerro del Chapulín. Este palacio pasó a ser un sitio para eventos y entretenimiento para los virreyes de la Nueva España hasta el siglo XVIII, cuando hubo una enorme explosión de una fábrica de pólvora que obligó a dejar abandonada la edificación. Años después, en 1784 y por orden de un nuevo virrey, se inició la construcción de un nuevo palacio ahora en la cima del cerro que no pudo ver fin hasta 1833, cuando el gobierno del nuevo país lo decretó como la sede del Colegio Militar.

 

Esta edificación fue primordial para la historia pues, en 1847, fue la locación donde una de las batallas más importantes de la invasión estadounidense tomó lugar. Fue así que el 12 de septiembre de ese año, el Colegio Militar obtuvo el título de “heroico” tras el sacrificio de sus cadetes para defender la soberanía nacional. La ferocidad de esta batalla causó daños que obligaron a desalojarlo nuevamente, para ser acondicionado y convertirse en residencia presidencial durante el interinato de Miguel Miramón, quien fuera ex alumno del Colegio Militar. Después de su periodo en el poder, se abandonó una vez más esta edificación sin saber que, su próximo ocupante, ya no sería el presidente de México, sino su emperador. Para saber más sobre esta batalla, entra aquí.

 

En 1864, durante la segunda intervención francesa, los emperadores Maximiliano de Habsburgo y Carlota Amalia lo eligieron como su hogar. Fue esta decisión la que hizo que este castillo ya no fuera un lugar en ruinas, sino que se convirtiera en una obra de arte en sí misma. De hecho, los emperadores mandaron a construir un camino que llevara desde el centro de la capital hasta el palacio, el cual fue nombrado “Paseo de la Emperatriz”, que hoy en día es conocido como “Paseo de la Reforma” cruza con la “Avenida Insurgentes”, la cuarta calle más larga del mundo. Puedes unirte a nuestro tour y caminar por esta calle para llegar al castillo tal y como lo hicieron los emperadores hace doscientos años.

 

Al caer el Segundo Imperio Mexicano, entró nuevamente en desuso, hasta que se designó como residencia presidencial de Sebastián Lerdo de Tejada en 1872. Una vez que Porfirio Díaz llegó a la presidencia, el castillo se convirtió en el Observatorio Astronómico Nacional, para luego regresar a ser el Colegio Militar y la casa de descanso del presidente Díaz, quien quería que se identificara este palacio como insignia del progreso tecnológico del país. Fue a tal grado este deseo que la primera proyección cinematográfica del país tomó lugar en este edificio en 1896.

 

Pasaron muchos años y presidentes que ocuparon este palacio como su residencia oficial, pero el presidente Lázaro Cárdenas consideró que el presidente contemporáneo de México no podía vivir en la misma residente donde había habitado el emperador Maximiliano, pues era ostentosa e iba en contra de las ideas revolucionarias, razón por la cual trasladaron la residencia presidencial a “Los Pinos”. Es así que Cárdenas lo decretó como el Museo Nacional de Historia en 1938.

 

Hoy en día, el castillo es la corona del máximo pulmón urbano de América. Desde que fue destinado a ser un museo, alberga increíbles piezas de arte en forma de pinturas, artefactos y murales. Tiene piezas icónicas de O’Gorman: El retablo de la Independencia, El feudalismo porfirista y Sufragio efectivo, no reelección; de José Clemente Orozco: La Reforma y caída del imperio; de David Alfaro Siqueiros: Del porfirismo a la Revolución; así como monedas, instrumentos musicales, cerámica, carruajes, banderas, documentos, entre otros, que nos dan un vistazo a la creación del México Contemporáneo. Y, sobre todo, es que no sólo alberga obras de arte históricas, sino que el castillo es una obra de arte en sí mismo que tiene una historia por contarnos en cada esquina. Puedes acompañarnos en nuestro tour con Spanish Training Academy y, quién sabe, quizá encontrar algún agujero de alguna bala de hace más de doscientos años…

 

The Castle on the Woods, a Mexican legend

 

The world of castles and emperors seems to be exclusive to medieval Europe, but Mexico also «tiene vela en este entierro», the Castle of Chapultepec.

 

The influence that Spain had on Mexico’s identity is undeniable. An example is that this world of castles and dragons was also briefly portrayed in Mexico. While the American continent is full of temples and pyramids, there is this building that awaits at the top of the Chapultepec forest, ‘El Cerro del Chapulín’, which has witnessed the transformation of our country into what it is today. From a summer home for the leaders of Mexico to being the main office of the National Museum of History, this construction has housed many key figures to the identity of this nation. Today, we will tell you only a small part of it, because you can experience the other by joining us on a class trip that, Spanish Training Academy, does to test your knowledge in Spanish while discovering the gifts that Mexico City has to offer you.

 

This castle is located in the Chapultepec forest, the largest urban park on the continent, so much so that it is called a “forest” rather than a “park”, with a history that begins in 1590. Almost 70 years after the Conquest, the viceroy Luis de Velasco ordered the construction of a recreation palace on the foothill of Cerro del Chapulín. This palace became a site for events and entertainment for the viceroys of New Spain until the 18th century, when a huge explosion in a gunpowder factory forced the building to be abandoned. Years later, in 1784 and by order of a new viceroy, the construction of a new palace began on the top of the hill. Its construction could not see an end until 1833, when the government of the new country decreed it as the headquarters of the Military College.

 

This building was major to history because, in 1847, it was the location where one of the most important battles of the American invasion took place. It was thus that, on September 12th of that year, the Military College obtained the title of “heroic” after the sacrifice of its cadets to defend national sovereignty. The ferocity of this battle caused such damage that forced it to be idle again. While Miguel Miramón was the acting president, who was a former student of the Military College, the building was refurbished and became his presidential residence. After his period in power, this structure was abandoned once again without knowing that the next occupant of it would no longer be the president of Mexico but his emperor. To learn more about this battle, enter here.

 

In 1864, during the second French intervention, the Emperors Maximilian of Habsburg and Carlota Amalia chose it as their home. It was this decision that made this castle no longer a ruined place but rather a work of art on its own. In fact, the emperors ordered a road that would lead from the center of the capital to the palace, which was named “Paseo de la Emperatriz”, today known as “Paseo de la Reforma”. It crosses “Avenida Insurgentes”, the fourth longest street in the world. You can join our tour and walk down this street to reach the castle just like the emperors did two hundred years ago.

 

When the Second Mexican Empire was abolished, it fell into disuse again, until it was designated as the official residence of Sebastián Lerdo de Tejada in 1872. Once Porfirio Díaz took the presidential seat, the castle became the National Astronomical Observatory. Then, it returned to be the Military College again and the rest home of President Díaz, who wanted this palace to be identified as a showcase of the technological progress Mexico was experiencing. His will had such an extent that the first cinematographic projection of the country took place here in 1896.

 

Many years and presidents later, this palace being their official residence, President Lázaro Cárdenas considered that the contemporary president of Mexico could not live in the same house Emperor Maximilian had lived in, as it was ostentatious and went against the ideas of the revolution. This is the reason they moved the presidential residence to “Los Pinos”. Thus, Cárdenas decreed the newly-emptied castle as the National Museum of History in 1938.

 

Today, the castle is the crown of the greatest urban lung in America. Since it was intended to be a museum, it houses incredible pieces of art in the form of paintings, artifacts, and murals. It has iconic artwork by O’Gorman: The Independence Altarpiece, Porfirio Feudalism and Effective Suffrage, No Re-election; José Clemente Orozco: The Reformation and fall of the empire; David Alfaro Siqueiros: From Porfirism to the Revolution; as well as coins, musical instruments, ceramics, carriages, flags, documents, among others. All of them give us a glimpse of the creation of Contemporary Mexico. Above all, it is not only that it hosts historical works of art, but the castle is a work of art in itself, one that has a story to tell us in every corner. You can join us on our tour with Spanish Training Academy and, who knows, maybe find a hole from a bullet shot two hundred years ago…

 

 

 

 

 

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